domingo, 10 de mayo de 2009

OTRO REDISEÑO DEL CUERPO HUMANO Y SILLA



Los 21 años de Agustín Batto le dan letra a los dos hemisferios de su cerebro en el siguiente ejercicio creativo.

Este alumno suele gastar bromas a cada rato y a veces se va de mambo adrede, porque le encantan los desafíos y el repentismo. Al finalizar, le dije que tratara de cuidar el tempo en que elabora las tareas. Porque suele ser común que en el afán de concluir un trabajo con marcada velocidad, se pierdan las posibilidades de volver a revisarlo, para corregir algunos errores. Tengo varios alumnos que caen en esta tónica de quedarse con lo primero que aparece en sus cabezas. Son muy rápidos, inteligentes, innovadores... muy jóvenes; muchas veces cometen el pecado de vivir cada momento como si fuese el último. Tal vez lo sea, pero, vamos, hay resto para hacer la plancha, descansar y retomar.

Agus fue premiado por Naciones Unidas, hace un tiempo. Esto pareciera que lo obligara a una competencia permanente consigo mismo. Aunque ya sabe que la humildad es una aliada de fierro. Tanto, que le mostré las ideas que produjo el ingeniero Luis Bangueses -posteo anterior- y comentó que le resultaban marcadamente superiores a las suyas.

Enseñar creatividad también conlleva la revelación de los propios límites y la cautela. Claro, eso no se enseña sino que se descubre mediante un proceso mayéutico.

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