domingo, 4 de octubre de 2009

GRACIAS POR TU VIDA, QUERIDA NEGRA...



Recién recomenzaba la vida en democracia, luego de tantos años de autoritarismo y folía. Argentina retomaba el vigor de las luces individuales, que dejaban de ocultarse para encenderse en compañía del semejante, tal vez sin el ropaje de alguna ideología, salvo la de sentir que la vida puede tener algún sentido sólo si se presenta en libertad.

Osvaldo Neyra, director de teatro santafesino, y el escriba de este blog terminabamos de asistir a un estreno de Pepe Cibrián, en calle Corrientes. A la salida nos corrimos hasta un restó cerca del teatro y de allí emprendimos una caminata rumbo a pasados momentos, mechados con risas y afectos en diástole sístole. De golpe Osvaldo, señalando la vidriera de un bar, me dice: -Mirá, ahí está la Negra Sosa; vamos a saludarla...

-Meta, le respondí...

-Negra, soy Osvaldo Neyra... Y enseguida le recuerda el nombre del programa radial que él conducía en la ciudad de Tucumán, y que ahora, caramba, no vuelve a mi memoria.

-Osvaldo! Claro que sí! Qué es de tu vida?!
(Y de nuevo, muy emocionada: -Osvaldoooo...)

-Todo bien, Negra, pasábamos y quise entrar a saludarte... Bueno, era sólo eso...

La Negra se puso de pie, nos bendijo con un beso y sin más retomamos la avenida de los sueños cartoneros.

-Che, Osvaldo, contame pues..
. le largo, ansioso, como apurándolo.

-Sí, en mi programa pasábamos los discos de ella, cuando nadie la tenía en cuenta. Por eso se emocionó...

Así funcionaba el corazón memorioso de esta cantora universal...

-Osvaldoooo...

Bueno, Negra, gracias... Fijate las veces que yo había estado cerca de vos y nunca me animé a saludarte...

Eso... Gracias por iluminarnos con resplandor interminable... ¿Ves? Te lo digo un poco tarde, aunque, vamos, ¿qué es tarde?