“Jaime Eduardo Garzón Forero fue un abogado, profesor, periodista y humorista colombiano. A su trabajo en televisión se sumó su papel como negociador de paz, además de haber ocupado algunos cargos públicos. Murió asesinado al parecer por grupos paramilitares en 1999, aunque los hechos que rodearon su muerte no han sido esclarecidos.” Así nos dice una sinopsis googleana, con la que deseo iniciar este posteo.
Creo que los siete videos que dejo para los lectores es el mejor regalo de fin de año que puedo hacer, aunque nadie me lo haya pedido. Entonces, aprovecho esta ocasión para repensar atrevidamente una sentencia de la ética kanteana, que señala “Obra de modo que tu acción pueda erigirse en norma universal”. O sea, no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Sinceramente, me resulta un razonamiento algo cómodo, pues entiendo que hay veces que uno debe hacerle a otro lo que sería tonto que nos impusiera a nosotros, ya que con esa máxima, se anularía la moral de la vocación y la de la generosidad. Que, en definitiva, es lo que hizo Jaime al tratar de despertar como pudo (lo asesinaron a temprana edad) la conciencia del querido pueblo colombiano.
Estos videos fueron grabados durante su conferencia ofrecida en una universidad de Cali.
Y apelo nuevamente a vuestra generosidad, diciéndoles que, por favor, no dejen de clickear cada una de las grabaciones . Sé que, bien miradas, los ayudará a expandir el mundo racional-emotivo de sus pensamientos. Presumo que, si tomamos la posta que nos dejó Garzón, no sólo la sociedad colombiana llegará a ser mejor sino que también los pueblos latinoamericanos nos convertiremos en sociedades habilitadas para elegir luminosamente un destino distinto.
Gracias, Jaime, por decir las cosas más profundas con humor delicado pero fulminante. Y gracias también porque me siento tu amigo, aunque nunca nos hayamos conocido.
