miércoles, 13 de enero de 2010

DIVAGUES...




(Hoy, un técnico de Fibertel arregló la conexión de mi compu con el mundo. Pasaron cinco días, tiempo que aproveché para leer libros pendientes y ver pelis… Quién me pagará el lucro cesante? Sin Internet, las arcas de mi economía bajan bastante, claro.)

Por los cerros de Úbeda: Hay gente que me conmueve; por ejemplo, esa que es correcta en sus modales, simpática, sonriente… y que es incapaz de mantener un diálogo. Pareciera que tiene la enorme capacidad de no darle bola al otro; no le va ni le viene lo que digamos. No se involucra con uno. Pero no lo hace notar, sólo sonríe…

Esas personas tal vez sean filósofos encubiertos… o superados sin diploma, a quienes les resbala el suelo mojado de nuestras charlas. Me habría gustado padecer cierto déficit de coagulación en la sangre, como esa gente; pero no, uno vino de fábrica con el factor X bien regulado. Entonces, de golpe, me asoma el fantasioso deseo de ser como ellos, por lo menos por un ratito, para ver qué se siente. Después de todo, quién dijo que está bueno mi interés por los demás, por lo que ellos dicen, por sus historias? O, quién me hizo creer que es bueno el estado empático con el que me relaciono con los otros? Hoy sentí que quizá ellos posean el secreto de la vida, que, por ahora, no registro ni remotamente.

(Los de Fibertel no tuvieron la culpa; fue alguien –de otra empresa- que conectó mal los cables de la caja central.)

Vagabundear de neuronas: Creo que tengo razones para seguir viviendo y es que detesto embromar al prójimo. Es una desventaja notable, porque advierto que son muchísimos los que se sienten a sus anchas jorobando al semejante. Y ésa es pues la más grande de sus razones para mantenerse vivos! El eje central de su existencia. Creo que les falta nobleza, aunque estimo que esa cualidad no es una virtud, al igual que el buen gusto. Creo que es una mixtura entre cómo venimos al mundo y cómo nos han educado.

“Hay gente con la que el tiempo hace una obra buena y gente con la que hace malas obras…”, me dijo una amiga los otros días. No voy a discutirle, tengo la sensación que es tal cual. Ojalá que seguir viviendo haga de mí lo mejor posible, no?

(Quedarse sin Internet es un sano ejercicio de auto disección.)