domingo, 29 de agosto de 2010

"EL SUEÑO", FILME DE SILVIA CUFFIA

El Sueño - Un Film de Silvia Cuffia from Cinesfuerzo on Vimeo.



Nuevamente tengo el privilegio de experimentar una satisfacción emocional inefable, y es la que se asienta en la corroboración subjetiva que los seres humanos alcanzamos el nirvana de la felicidad cuando llevamos adelante una vocación. Es lo que hizo mi amiga Silvia Cuffia –empresaria y multidisciplinaria santafesina- al encarar la responsabilidad de comandar su primer filme, corriendo toda clase de riesgos. Es que de esto se trata, de asumir riesgos, a secas. En otras palabras, no tener garantías de ninguna clase, salvo la de las convicciones fuertes, esas que no se pueden postergar. De ahí en adelante, todo se torna impredecible.

Cientos de veces hemos dicho que la creatividad se nutre de la inseguridad. El hacer nunca se vuelve seguro; eso es lo bueno y a la vez lo difícil. Acaso, ¿existe la seguridad?

“El sueño” tiene la virtud de no tratar de nada, lo que a la vez significa plasmar con maestría estética una parte de la vida, en este caso la del extraordinario artista plástico Ricardo Calanchini. Porque todo se vuelve excusa para mostrar un instante (instante hecho vida) de los vaivenes del arte instalados en el hemisferio derecho (el de la creatividad) que, por otro lado, es presente puro. Presente intermediado intermitentemente por la racionalidad (también irracional) del hemisferio izquierdo (pasado y futuro).

De nada servirá señalar que “El sueño” es un viaje onírico que transita por la angustia gloriosa de todo artista; será también inútil consignar lecturas hermenéuticas en donde Eros y Tánatos se hacen realidad, a través de sus fuerzas instintivas. Por qué? Porque el filme en sí es una obra de arte, tan fuerte como la de Calanchini. Las locaciones; los movimientos de la cámara; la música; las breves actuaciones de los protagonistas; la iluminación… todo lo que se muestra está ligado al aparato psíquico del pintor santafesino. Y entonces ¡bingo!, porque este mediometraje es una forma de comprensión de lo que le sucede a cualquier ser humano, en su vivencia cultural.

Si es cierto que la vida no tiene sentido, porque nacer para morir es un sinsentido, la encrucijada que ella nos plantea es qué hacemos en el medio. Y eso es lo que nos enseñan Calanchini y Cuffia: que no hay mayor sentido que animarse a escribir la novela de la propia existencia.

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