domingo, 5 de octubre de 2008

HACER LO OPUESTO AL YO CREATIVO



Anoche fui a un recital de rock y me quedé conversando con una chica que, a las claras, se revelaba sumamente creativa; pero me comentó que estudiaba una carrera proveniente de las ciencias duras. Le hice notar que su discurso era poético, sabía enriquecer la charla con metáforas apropiadas, originales. A la vez, dijo sentir una inexplicable felicidad por haber tomado la decisión de asistir al evento; es que nunca antes tuvo noticias de la existencia de esa notable agrupación musical. Todas las señales que enviaba parecían orientadas al arte; su cuerpo y sus palabras se expresaban artísticamente. Y me afloró esta pregunta en soliloquio: -Qué pasó que en el camino decidió al revés de lo que sentía? Quién habrá sido el que le señaló un atajo que la conduciría al lugar opuesto? Sus padres, familiares, amigos… enemigos?

Es una figurita repetida, me refiero a que casi todos pasamos por momentos de confusión en los que en vez de concretar nuestros deseos legítimos, seguimos al burrito de San Vicente, que va donde toda la gente. (Marcel Proust, vení pronto a explicarme qué se te dio por escribir En Busca Del Tiempo Perdido!).

Le consulto, en medio de las luces estroboscópicas: -Por qué no te dedicaste el arte? Respuesta: -Bueno, en algún momento lo haré, soy bastante joven…

Sentí que estaba frente a alguien que no acostumbra revisar sus deseos, ni siquiera a plantearlos, o sea, se me revelaba como abrumada por la imposibilidad de dejar constancia que vale la pena seguir lo que nos marca la linterna interior, que otorga una confianza radical de largo aliento.

Ella me hablaba pero yo la veía en una exposición de cuadros, o en un encuentro de escritores o poetas; seguía parloteando y la escena cerebral se situaba a tono con la dirección de una obra de teatro, o de cine, o de la tele.

Recordé a Ximena Dávila, colaboradora activa del biólogo Humberto Maturana, cuando hizo este interesante descubrimiento: Todo dolor y sufrimiento por el cual se pide ayuda es siempre de origen cultural. Dice, “me he dado cuenta de que la cultura, como red cerrada de conversaciones, nos atrapa en este presente en una red de dominación, sometimiento y control”.

Ah… era así nomás. A mi nueva amiga le habrá pasado eso, alguien en algún momento le metió el bichito del sentido práctico de la vida; no más poesía en su existencia, sólo manifestaciones emotivas. Y aquí hará agua, porque resulta verdadero lo que dijo el propio Maturana, "la expresión de la emoción niega la emoción que expresa". Por qué? Porque confundimos emoción con sentimientos; lo que se diga hacia afuera será apenas una pantalla, pues la emoción se vive y no se expresa. Y lo que ella piensa hará más adelante, difícilmente será realizado, no sea que la haga sentir bastante feliz. No, su prioridad tendrá cara de postergación… Y mientras tanto, les dirá a todos cuánto siente cuando siente.

Buscar la propia verdad es un camino duro, las contras aparecen a montones llamándonos al abandono. Y el vuelo se asemeja al de un gorrioncito. Costo que pagaremos al ocluir la fuerza arrolladora de lo que queremos ser.

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