domingo, 19 de octubre de 2008

LA CREATIVIDAD DE LOS ARGENTINOS



Nuevamente invitado por la licenciada Diana Matassa, el viernes pasado di una clase sobre creatividad, a estudiantes de Producción de Moda, en el instituto Delego. Chicas muy jóvenes, pero con un talento tan fuerte que ya no me llama la atención. Aquí, el más lento te corre una carrera de 100 metros en tacos altos. Y gana.

Con frecuencia salta la cuestión de la presunción de los argentinos. Pero pareciera que tenemos con qué sostenerla, al menos en ese campo, el de la creatividad.

Uno no es culpable de vivir en el país de Borges, Cortázar, Bioy Casares, Maradona, Sábato, Piazzolla, Spinetta, Charly García, Marta Minujín, Quino, Fontanarrosa, Les Luthiers, Favaloro, Soldi, Testa, Pérez Celis, Pettorutti, Berni, Alonso (por citar algunos). Y, además, cinco premios Nobel no son producto de la casualidad: Carlos Saavedra Lamas, Adolfo Pérez Esquivel, Bernardo Houssay, Federico Leloir, César Milteins…

Avanzando con este tema, cada vez que dirijo un encuentro de creatividad, los asistentes sacan de la galera decenas de nuevos inventos, nuevos servicios, nuevas soluciones para un problema dado. Y saben qué les digo? Si no registran sus ideas, voy a apropiarme de ellas. Claro, es un acicate para despertarlos!

Ahora, adónde van a parar esos hallazgos? Sí! Al olvido! Quizá sirvan alguna vez, vaya uno a saberlo. Es muy difícil conseguir que la gente aproveche su talento. Ese es uno de los tantos males nativos. Vivenciar que podemos y no hacer lo necesario para sacarle ventaja. Total, lo atamos con alambre y chau!

En nuestra geografía no conozco demasiada gente sin luces. Tomen un taxi, charlen con el conductor y vuelvan. Hay inteligencia por todos los rincones.

Ahora, ok, que una cosa es ser inteligente y otra saber pensar, lo machaco hasta el cansancio. Lamentablemente, estamos conformes con lo primero y no tenemos mínima idea de lo segundo; eso también se ve en los seminarios. Por tal motivo me entusiasma cada vez más mi rol de catalizador de talentos incipientes. Sacar agua de las piedras es mi norte. Y me encanta. Pero, qué pasaría si definitivamente la educación se transformara y desde el comienzo se enseñara a explorar habilidades naturales? No, salvo excepciones, se premia al que sabe de qué color era el caballo blanco de San Martín; al que explica sobre la importancia del agua en la navegación; al que responde el ombligo cuando se le consulta cuál es la mitad de uno; al que resuelve la multiplicación y señala que dos por tres llueve. (Es un decir, un scherzo, un chiste, claro, no lo tomen en serio. Quiero indicar que se aprenden cosas que jamás servirán para nada.) Una pena, una lástima.

Pero… para qué hacerme tanta mala sangre, si hoy es el clásico River-Boca? Mejor voy a la cancha, que es ahí donde gano. Bah, no gano un carajo (la parte más alta de mi barco), pero qué lindo es decir que gané! Qué hermoso es ver cómo juegan los demás! Qué placer es imaginar que el lunes lo voy a cargar al del equipo opuesto. (Soy un vagoneta que ni les cuento). Un orgasmo total, papá! Esa es la felicidad. Ma qué creatividad ni ocho cuartos… Ande yo caliente y ríase la gente. Y llo, y llo, y llora River llo…

Alguien que reparta Carilinas, porfa…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

wow, very special, i like it.

Domingo Lupis dijo...

Thank you very much, friend!

Anónimo dijo...

OK, totalmente de acuerdo con lo que decís pero estamos hablando de un cambio de cultura en varios niveles.
La creatividad está muy bastardeada. Hoy cualquier gerente cuentaporotos combina tus bocetos como se le da la gana y ahí es cuando sale cualquier cosa. Movamos este recuadro, agreguemos más texto más texto más texto, pongamos este nombre con esta bajada... Y no sólo terminan presentando al público cualquier engendro sino que ¡nos arruinan el portfolio!

Domingo Lupis dijo...

Muy de acuerdo con tu comentario; será que hay gerentes que justifican su sueldo. Los cambios deberían darse en otros niveles también, adhiero con vos.
Gracias por visitar este blog.