miércoles, 1 de abril de 2009

ADIÓS, RAÚL, ADIÓS...



Se fue el artífice de un gran sueño nacional; se fue el arquitecto de la paz y unión de todos los argentinos; se fue un auténtico demócrata; se fue un hombre valiente, que no dudó a la hora de tomar el hierro ardiente que heredó de la feroz dictadura militar; se fue el gran protagonista de los valores que más unen a las personas.

Lo conocí de cerca y me siento orgulloso de él. Y sé que no estoy solo en estas palabras: es suficiente salir a la calle y ver las caras apesadumbradas de la gente, no sólo de este país; también del exterior.

En la foto, aún no era presidente. Lo habíamos acompañado a Alto Verde, pueblito humilde del litoral, como dice la canción. Le pregunté por qué estaba triste y me contestó que si llegaba a la primera magistratura iba a terminar con tantas injusticias desvergonzadas. Luego lo traté, cuando asumió como primer mandatario. Y comprobé que su talante no había cambiado, seguía siendo el mismo hombre sencillo de siempre. Y el mismo preocupado por hacer lo mejor que pudiera por todos nosotros.

El Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, para los de nuestra generación, fue el compañero de los sueños más puros, sanos y auténticos de juventud. Y eso heredé y aún sigo manteniendo en custodia, como memento que me acompañará hasta el final.

Por todo esto seguís vivo, Raúl.

2 comentarios:

Cintia Fritz dijo...

Yo lo quería al viejo...

Domingo Lupis dijo...

Claro, querida amiga. Conozco tu enorme corazón. Gracias,