miércoles, 9 de abril de 2008

MIGUEL PORRAL GENIO Y POETA


(La foto muestra la residencia de Lennon en el edificio Dakota, calle 72 de Manhattan; en ese lugar, un joven creyó que quitándole la vida lo mataba, pero se equivocó. En 1981, mi buen compañero de composiciones -él en poesía y este blogero en música-, participó de un concurso mundial de poetas. El tema fue tributarle un homenaje al inmortal beatle, y Miguel ganó el tercer premio, lugar al que no llega cualquiera. En mis clases sobre creatividad siempre encuentro un espacio para hablar de Miguel y su enorme talento para decir la vida. Por eso, hoy este blog está de sereno regocijo.)

ELEGÍA EN AMARILLO

A John Lennon... In multan noctem sermonem produximus


... arden rubicundos vapores vapores
sobre tu plumaje
(otrora arcilla etérea
ahora seco polvo);
se siente que eres remanso, la matriz
del mundo concerta barítona
en torno a tu ojo al cielo
(el otro quedó resalado en arcilla)

que nos impera alzar la mirada,
buscar el trazo del torbellino
que nos represente:
y tu huella caló la harina de la tierra
y en espirales de viento evaporó otras,
y mirarte en el cielo expectante
volviendo a tu fósil para siempre
(que alguna vez planeó)

A tu afán de astronauta
(humedecido en el sentido conformista del rocío).

Pero el tiempo (siempre él),
legisló el naufragio de tu vuelo
para que yazgas ahora:
PARDO GORRIÓN REAL,
pronto polvo caminando:
un cazador (desde el suelo)
ubicó en su sectante tu vuelo
sin la fragilidad de David,
puro escalpelo caíste:
como un brote, un pie rosado,
una tibieza en cuna de pestañas,
la primera palabra de alas tibias,
el labio contra el labio adolescente,
el primer latido de la muerte
y la vida que siempre nos espera,
tras cada encrucijada, cada tapia,
cunetón o tumba:
CATAPULTA DESDE EL FOSIL HASTA EL FENIX
cuando Dios, que no es mala palabra,
decreta un giro, un vuelo recto,
un tatuaje de gorriones
en las nubes siempre nubes
y nada de respeto:
soberbia es demasiada para el hombre,
que destruye sin hambre ni lamento.
UNO CONTRA TODOS ES UNO CONTRA UNO
(el jaque al vergante del galeote ensangrentado)
icineras el aire icinerado
que se arropa de verano en un concierto
de sed, fatiga y canto:
la cigarra auscultante de la lluvia,
el renacuajo tonto sin destino,
la colonia que te sobrevive
amorosa en picotazos irascibles,
el topo que amó su única vez
(y se dedicó a morir
el placer de renacer en otro):
el topo torpe y mojigato,
su ley santa:
la descendencia torpe y mojigata
del topo santo que a la hembra
YA VES:
la fidelidad es cuestión de seres
miopes que se aproximan a Dios...
(Se arriba desde semi-hombre,
nadando con ardor del limo-fiebre
de un laberinto en rosa:
es después que poco a poco
uno se convierte en pez
y luego topo
-hacia la luz por el túnel-
y luego inerme chillón,
caníbal de la nata,
ternero que topa
entre abrojos el pezón
puro manecita desrielada
bajo el parasol de una sonrisa);
(se fluye a estas costas
puro abeja cálida, enjambrazón y viento,
puro denuesto en zumbido decafónico:
-Tanto Stradivarius sonochado
en Re mayor, cristal quebrado,
tanto colibrí mantenido en punto
frente a la indolente corola
anhelando el breve beso
o la fugaz violación).

UNO SE MANA ASÍ EN LAS MÁRGENES DEL MUNDO
entre aquellos días que tienen
un agua de poemas en el aire,
en medio del giro de las aves
que arrancan el gusano a la corteza
y tienden andamiajes.

Y allí, sublimizada desde sólido,
una amplitud de velas emplumadas
diseña tu espectro en Park Avenue
buscando la cifra de lo abrupto:
(lo que cercena el planeo mata elipses
de tu sueño en aire verticales,
hacia la primera tumba
roca en polvo recipiente
blanco/gris
bordó/llama de rojo;
y uno reconoce el canto
en un tumulto parloteante:
“no me recuerdes entre lirios de ceniza”,
por la noche dijiste;
y connubios de estrellas saltadoras
arriba dirigían marionetas:
balbuceo,
voz,
contorno,
superficie viva).
No hablemos del apocalipsis de la pólvora
del polvo de la piel en lepra viva
o el virus que cala hasta los huesos:
-¿Sabes que ayer alguien cantó?;
pero uno insiste,
da en el blanco
extiende el gancho
golpea:
la presa voz cae la ausencia
Otras veces la voz irisdiza
los timbales tirantes de los tímpanos
hasta deshacernos,
insulfa presente
en su sístole y diástole,
alguna vez vivido para el sol,

a veces uno quiere no creer
la víscera que mana sueño en sangre
de plumas a la hora de la siesta,
el regocijo del maestro enano,
del padre indiferente,
del ministro turbio,
los discursos impecables,
la barbarie creciendo
la barbarie:
... arden rubicundos vapores,
pavores sobre tu plumaje
(otrora arcilla etérea
ahora seco polvo):

DESFALLECE EL HOMBRE, JOHN,
(que no se sepa).

by Miguel PORRAL - 1981

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