domingo, 14 de septiembre de 2008

DÍAS DE NOSTALGIA Y CREATIVIDAD

Mis queridos amigos, amables lectores del blog, mañana viajo a Ecuador. Daré un seminario en la Universidad Católica de Quito, donde abordaré los temas que me apasionan -y obsesionan sanamente- relativos a la creatividad. Por eso, este lugar cerrará por algunos días sus posteos habituales.

A la vez, mi hijo Marcelo, hoy me confirmó su partida hacia Nueva York, ciudad donde vivirá de ahora en más. Su vuelo está previsto para el próximo 16 de octubre.
Volar, qué mágicas asociaciones me aparecen, cuántos significados para quienes vivimos en este cielo tan efímero, lleno de soles plenilunios. Pero la vida es movimiento y cada uno busca el destino en el que cree. Sin ánimo de trasmitir vocablos acres, hago un esfuerzo para decir del mejor modo que me sea posible cuánto voy a extrañar su presencia, verdadero frontón apasionadamente poderoso de mi personalidad en bloque. Porque es un tipo cuyo corazón generoso desconoce límites para devolverme amor. Además, es en quien mejor me reconozco cada vez que necesito chequear la producción de mis trabajos. Uno puede pensar que la tecnología acorta distancias… pero sigue siendo tecnología, no el face to face que a uno lo colma de felicidad e infunde vida.
Y si siempre tuve la costumbre de valorar porque sí a cualquiera que estuviera delante de mí, imaginen entonces este momento nostalgioso, con la alegría arriba y la resignación abajo, que voy sorbiendo en tragos parsimoniosos.
Sé que es una buena elección, esa, la de partir hacia nuevos itinerarios. Lo hice en su momento, cuando dejé atrás a mi Santa Fe, para venirme a Buenos Aires.

Creo que encontré ahora una salida, para que en cada amanecer esté conmigo: hacer sonar en mis entrañas esta bella canción que él interpreta junto a la cantante Eleonora Eubel. La comparto con ustedes. Hasta la próxima.

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