lunes, 1 de septiembre de 2008

CORE BUSINESS Y MUCHO MÁS



Cuál es el negocio central de una empresa, por dónde consolida su razón de ser… pregunta clave que el management interno deberá disparar para conseguir competitividad. Para hacer correctamente las cosas correctas, claro.

Tengo una empresa que crece o que se desarrolla, o ambas cualidades. Crece porque aumenta de tamaño o se desarrolla porque incrementa sus habilidades distintivas, que no pueden ser copiadas por nadie?

Estamos en el océano azul (libre de competencia a la vista, por ahora), o en el océano rojo (seguramente, estamos en este último, donde fluye la sangre de los contrincantes.) Porque el océano azul es una rara posibilidad, digámoslo de una buena vez.

El core business se ancla en fortalezas casi únicas, irrepetibles como una huella dactilar. Y, ya se sabe, no tiene que ver con la marca de sus productos sino con la magia, las creencias, el desenvolvimiento en el mercado.

El sustento deviene de su core competence, esa habilidad versátil para ingresar en los territorios que quiera. Google es un caso vivo de buen core business y core competence. Y agregaríamos del core volcado a la responsabilidad social empresaria; esto último es pensar un poco más allá de ambos core.
Su know how es como Maradona. Podés llevar el mismo apellido pero Diego es irrepetible, si no habría que consultarle a Lalo Maradona si nuestro aserto es creíble. Podés tener un manojo de ventajas competitivas, pero ellas no determinan un buen core competence. Sólo si soy un blanco móvil estaré en mayores condiciones de no ser atacado certeramente por otros. Visto así, deberé mejorar mi resilencia, para volver a mi forma inicial luego de sufrir una extrema presión.

El core competence debería custodiarse al extremo, porque no es una cualidad que se pueda subcontratar o tercerizar. Puesto que en el escenario de los negocios el más lento corre con una Ferrari. Distinguirse es ser distinto, diferente, casi único, inimitable. Si luego de un buen ejercicio de auto disección comprobamos que estamos flojos, lo mejor sería dar las cartas nuevamente.

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