martes, 18 de marzo de 2008

CÓMO ERA QUE SE LLAMABA?

Es frecuente que se me haga una laguna en la verdulería y sólo señale lo que voy a llevar, porque se me escapa la denominación respectiva, zapallitos, por ejemplo.
Si este síndrome es bastante común en casi todos los grupos etarios, qué deberíamos buscar los creativos para que el público consumidor elija una marca y no otra? Esta es la cuestión más complicada! Creo entonces que el vínculo emocional que pueda crearse entre determinado producto y las acciones publicitarias es lo que tal vez ayude mejor al posicionamiento, en la batallas de marcas libradas en el cerebro. Por eso adhiero cada vez más al marketing experiencial, acción que debería ser compañera inseparable de la publicidad canalizada por vías tradicionales. Puesto que es indudablemente cierto el axioma las emociones son el mensaje (no el medio, como decía McLuhan). Somos emociones al rojo vivo, hasta cuando miramos algo con desinterés.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un post brillante, sinceramente, para tratar un tema tan importante como el Naming.

En efecto, cuando funcionalmente varias marcas nos aportan lo mismo (esto es, diferentes marcas venden el mismo producto), la diferencia está en la emoción. Y es justamente esa diferencia la que puede marcar nuestra elección como consumidores.

Si alguna vez no nos acordamos del nombre de una marca, seguramente es que esa marca no lo está haciendo muy bien; o que no lo ha hecho bien, porque el nombre es algo permanente y duradero, no suele cambiar como lo puede hacer el diseño de una marca.

Pero peor aún es, cuando vemos un anuncio y pensamos que es de la marca de la competencia; el departamento de Marketing de la marca "confundida" se ha cubierto de gloria...

En España ocurrió hace unos años que Vodafone lanzó una campaña creativa increíble; todo el mundo se acordaba de ella, fue "la campaña" del verano. ¿Pero sabéis con qué marca asociaban los spots? Exacto: con Movistar, la marca líder en España, de Telefónica.

Sobre la creación de nombres, os dejo un link a un artículo muy interesante publicado hace 2 semanas en el Wall Street Journal.

http://online.wsj.com/article/SB120526710337728101.html?mod=googlenews_wsj

Y algunas que otras reflexiones sobre Naming, en Out of the Blog:

http://www.emote.es/blog/index.php/2008/03/22/la-importancia-de-un-buen-nombre-segun-the-wall-street-journal/

Un saludo

Domingo Lupis dijo...

Dani, siempre que abrís la boca uno aprende sí o sí. Fijate con cuánta razón hacés el señalamiento referido a Movistar y Vodafone. En mi país pasó lo mismo con Telefónica y Telecom. Esta última tuvo una publicidad genial y memorable en cuanto a los personajes que se crearon para tal efecto: unas llamas (camélidos originarios de América del Sur.) Pese a todo, la gente no identificaba cuál era la empresa puesto que estos amorosos animalitos se chuparon la identificación marcaria.
En cambio, te cuento que nunca olvidé la campaña que hiciste para posicionar en España a Fanta Verdia, producto que nunca llegó a Argentina. Significa que la labor estuvo hecha a conciencia. Fundamentalmente, no olvidé toda la estrategia que desarrollaste, porque era muy delicado sacar a Fanta del sitial bebidas naranja, ocupado desde su nacimiento.

Domingo Lupis dijo...

Dani, siempre que abrís la boca uno aprende sí o sí. Fijate con cuánta razón hacés el señalamiento referido a Movistar y Vodafone. En mi país pasó lo mismo con Telefónica y Telecom. Esta última tuvo una publicidad genial y memorable en cuanto a los personajes que se crearon para tal efecto: unas llamas (camélidos originarios de América del Sur.) Pese a todo, la gente no identificaba cuál era la empresa puesto que estos amorosos animalitos se chuparon la identificación marcaria.
En cambio, te cuento que nunca olvidé la campaña que hiciste para posicionar en España a Fanta Verdia, producto que nunca llegó a Argentina. Significa que la labor estuvo hecha a conciencia. Fundamentalmente, no olvidé toda la estrategia que desarrollaste, porque era muy delicado sacar a Fanta del sitial bebidas naranja, ocupado desde su nacimiento.