lunes, 26 de mayo de 2008

UNA BUENA IDEA


La máquina de la foto, una Remington de 1890 (años más, años menos), es mi reliquia, el trofeo que tantas veces dio de comer.
Quién recuerda el liquid paper, ese corrector que ponía toda la onda posible para corregir nuestros errores y de paso manchar de blanco la pátina negra que cubría la carcasa? Así laburábamos, con la precariedad tecnológica y las ganas tremendas de producir resultados creativos. Que una obra teatral, que el guión de una peli para filmarla en España, que cientos, miles de textos publicitarios, letras de canciones, sueños para armar un futuro familiar que luego se truncó. Pero ella es el santo y seña que hoy ven mis hijos, digo, a pesar de todo son testigos de que se pudo. Hasta con un lápiz común y corriente. Por eso la tengo en el living de mi casa, como un faro de lo posible, como una brújula apuntando el norte de las reales convicciones.
Y así como una buena idea debería soportar cualquier presupuesto para realizarla, una buena actitud nos recuerda que lo único que llevamos puesto es a nosotros mismos. Porque siempre estaremos solos, acompañados por musas despiertas o dormidas. Que si viniera en gentil ayuda una Remington, sería mejor. Y ni te cuento si nos sedujera una hermosa Notebook, eso sí que será un manjar de los dioses…

2 comentarios:

Ian dijo...

Es verdad Domingo, yo también creo que lo único que tenemos es a “uno mismo”.Total para ser creativos no hace falta ni Remington, ni notbook, ni nada, solo necesitamos de nosotros. Como decís en las clases “La creatividad esta en todos lados, solo hace falta saber donde encontrarla…”

Muy buen post sldos Christian.

Domingo Lupis dijo...

Querido Ian, hoy me siento sùper, porque me hermano con vos al haber comprendido que sólo nos tenemos a nosotros mismos. A Cocó Chanel le dieron un pedazo de tela para que creara un vestido original sobre el cuerpo de una mujer muy pudiente. Entonces, pidió alfileres y comenzó a armar una prenda única. Cuando finalizó, la millonaria le preguntó qué costo tendría lo que acababa de hacer. Respondió un precio muy elevado. La dama, que seguía mirándose maravillada en el espejo, le dijo que era muy caro. Cocó entonces procedió a quitar los alfileres y le replicó que le devolvería la tela inmediatamente. Y que fuera a otra diseñadora, seguramente sería más económica. La clave de esta anécdota está en que Cocó valoraba su originalidad. Y la otra creía que cualquiera podría lograr en segundos lo que la célebre mujer terminaba de hacer. Gran error, ya sabemos que el record de 100 metros llanos es 10 segundos y 2 centésimos. Hacelo si podés!
Gracias por enriquecer este blog!
Abrazo