sábado, 10 de enero de 2009

ANALFABETISMO CREATIVO



La educación, a nivel mundial, saca de la ignorancia -ignorancia en el sentido de no tener noticia de algo; ausencia de conocimiento-, a partir del método para aprender a leer y escribir, desde los primeros años de la escuela. Mal que nos pese, hay una deuda pendiente, también a nivel mundial, sobre la democratización del conocimiento de las posibilidades creativas en las personas. La creatividad es tan importante como la alfabetización, de eso se están dando cuenta algunos colegas que, como uno, se dedican a la enseñanza de técnicas y procesos para que cada individuo aprenda a recorrer caminos que lo habiliten a saber extraer ideas de sus hemisferios derecho e izquierdo, juntos o por separado.

La escuela premia al que no se equivoca
; de grandes sigue aplicando igual criterio. Luego, cuando alguien ingresa a una empresa es mal mirado si comete algún yerro. Salvo algunos lugares en los que se estimula al empleado diciéndole que si no se equivoca en algo, verdaderamente no está trabajando bien. La cuestión es que la educación se esfuerza en matarnos la espontaneidad, lo cual es igual a matarnos el niño.

Ahora bien, cambiar este cuadro de situación no es fácil, y lo peor, no es cómodo.

Hago una digresión, para salpicar este abordaje. Cuentan que el león, al saberse rey de la selva, un día quiere chequear si realmente los demás lo consideraban como tal. Su auditoría consistió en preguntarles a los animales de gran porte quién era para ellos el verdadero rey. “Obviamente que eres tú…”, le contesta el oso; “Quién lo duda? Tú eres el rey”, replica el tigre. Luego encara hacia el elefante, le moja la oreja y le consulta: “Decime, capo, quién es el rey de la selva? Eh, eh, eh? El elefantido lo toma con la trompa, le da dos vueltas por el aire y lo lanza a unos 10 metros, para que tenga. No conforme, va hasta el rey de la selva y le llena la cara de trompadas… nunca mejor empleada esta expresión. Cuando se pudo reponer de la golpiza, le dice: -Oye, maldito elefante, el hecho de no saber la respuesta no te habilita a ser tan descortés conmigo…”

Este cuentito podría denominarse la contumacia del león, que es lo mismo que la pereza para cambiar de opinión; es decir, la pesadumbre incómoda que es pensar diferente. También podría titularse LA ESCUELA. Pasando en limpio: acá no venís a aprender a pensar, a crear, sino a repetir… no de grado, por favor!, a repetir los libros y a aprender bien lejos de la creatividad. A la creatividad…ANATEMA Repitan, mis alumnos: ANATEMA.

Uno se enferma cada día, cuando comprueba que estamos lejos de instaurar el pensamiento creativo como una de las materias fundamentales de la enseñanza, desde el jardìn en adelante. Desaprender y volver a aprender. Deuteroaprendizaje, aprender a aprender. Dar las cartas del siglo 21, no las del siglo 19.

Una vez, uno de mis hijos me hizo el siguiente comentario: -Para que fulano cante bien, lo que tiene que hacer es dejar de cantar. Esta paradoja me resultó más que sugestiva. Porque quiso decir que tenía que desaprender las manías que había adquirido, creyendo que al exagerar su expresión vocal lograba transmitir mejor. Simple, el secreto estaba en cantar como si no cantara. Entonces, allí centraba la clave para hacerlo bien.

Por eso, me causa gracia y a la vez júbilo el padre que le preguntaba a su hijo, cuando regresaba de la escuela: "qué desaprendiste hoy?"

2 comentarios:

Jimena Arnolfi dijo...

(Qué contentor al ver la foto - Muy lindo texto, Domingo!)

"ENSEÑAME A DESCONOCER",

suplica una canción de lós últimos años.

Domingo Lupis dijo...

Hola, genia! (A vos te cabe el adjetivo, claro que sí...) No conozco esa canción.
Jime, más contento estoy yo,, que me elegiste para que te dé el diploma, un gran honor!
Viste? Mis lectores pueden meterse en tu blog, para disfrutar de la más alta poesía que conocí en los últimos tiempos.
Cuándo empezamos a componer?

Besos!

Dgo.