domingo, 25 de enero de 2009

PIAZZOLLA, POR JUANJO DOMÍNGUEZ

Animarse a Piazzolla y hacerlo bien es cosa de arriesgados. Menos para Juanjo, inventor del trémolo en tres cuerdas, por señalar una mínima cualidad interpretativa.

Este oriundo de Junín –provincia de Buenos Aires- evapora cualquier duda sobre quién es el argentino que mejor interpreta en guitarra criolla, más allá de los nombres que a Uds. y a mí se nos vengan a la mente.

Domínguez sigue a cada momento las guías que le van dictando sus emociones… y las transmite al inundar melodías con juegos tonales de propia cosecha. Para conseguirlo hay que beber jazz y música clásica, si no es difícil que el chancho chifle…

Piazzolla, el gran peleador callejero por defender su genialidad musical a las piñas, tuvo que soportar el irónico comento de los tibios, tipos que decían “eso no es tango”. Claro que no era el clásico 2x4 (cuatro cuartos) sino algo único, sin desmerecer lo anterior; cómo voy a hacerlo, si componer un buen tango clásico es cosa complicada. Por algo Gardel (y Lepera) sigue cantando cada día mejor. (Que en otras palabras se traduce así: cuando más escuchás tango, más cosas nuevas vas espigando).

Astor sufrió porque rompió el paradigma, ya lo dije a mis riesgos cien veces en este blog. Y lo seguiré haciendo. La composición que interpreta Juanjo, Adiós Nonino, sale de toda lógica conocida, por eso es sublime.

Yo que Uds. me banco los 6 minutos y chirolas del tema.

A qué universo se fuga con los ojos cerrados durante todo ese tiempo. Averígüenlo, les prometo que por un momento van a sentir que tocan el cielo con las manos…

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