sábado, 17 de enero de 2009

DELIRIOS EN CONVIVENCIA



Maturana dice que lo que nos diferencia de los locos es que ellos crean delirios en soledad y los (supuestamente) normales, delirios en convivencia. Humberto sumó estudios de la física cuántica, la antropología y del desarrollo materno-infantil. Y cuando le preguntaron si era posible conocer la realidad que está afuera de nuestra mente, contestó: No hay nada afuera de nuestra mente. No hay modo de conocer el afuera sin contaminarlo con nuestra observación. Por tanto, afuera no hay nada sino lo que traducimos mediante nuestra experiencia. Las preocupación del científico es su preocupación por cómo explicamos nuestra experiencia.

Cuesta bastante entender esas aseveraciones, pero actualmente ya no caben dudas.

De este convencimiento sale la insistencia en lograr que mis alumnos hagan experiencias permanentes, si es que quieren aumentar su rango creativo. Lo que hay afuera puede no alcanzar a ser visto, por eso no está. Decenas de veces he preguntado dónde dejé mis anteojos y al cabo de un rato noto que lo tengo en la mano. Quiere decir que no estaba, no que no me di cuenta o que me distraje. Recién cuando lo vi lo configuré; aquí está la clave, porque hice experiencia en ese instante. Dicho burdamente es parecido a el que se quema con leche ve una vaca y llora. Porque los humanos somos los únicos animales capaces de causarnos estrés con sólo pensar en un peligro inminente. Los animales- animales necesitan estar frente a un peligro real para comenzar a estresarse.

“No se me ocurre nada”, decía recientemente una alumna a la que le enseño composición musical, como parte de mi programa de creatividad.

–Las notas son siete (en el lenguaje occidental), probá con alguna de ellas y buscá si encaja con lo que venís haciendo, vamos, no te juzgues e intentalo. Sumá nota tras nota y no busques ser Beethoven... Al final de la jornada, ya tiene buena parte de la composición. Llegar de cero a algún lado no es poco.

Qué quiero decir? Que hizo experiencia, la hizo y entonces lo supo, en ese orden. Que al fin de cuentas es la sabiduría china milenaria, que sostiene si enseñas algo a alguien éste no lo aprenderá. Uno en realidad no enseña; apenas guía, para que el otro haga su propia experiencia.

Heiz von Foerster sostuvo algo que a primera lectura irrita: Ahí afuera no hay luz ni color, sólo hay ondas electromagnéticas; ahí afuera no hay ni sonido ni música, sólo hay variaciones periódicas en la presión del aire; ahí afuera no hay ni frío ni calor, sólo hay moléculas en movimiento, con mayor o menor energía cinética, y así sucesivamente. Finalmente, ahí afuera no hay dolor.

En fin, esto se parece a lo que escribió Walt Whitman: toda la teoría del universo está dirigida infaliblemente a un solo individuo. Y ése eres tú.

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