sábado, 19 de julio de 2008

HACEMOS AGUA AL COMUNICARNOS?


Generalmente surge la pregunta. ¿Por qué existe una determinada relación? Esto es, ¿por qué especialmente, ante situaciones de patología y de aflicción, estas relaciones siguen perdurando, con los participantes no sólo no abandonando el campo sino acomodándose a sí mismos a la continuación de la relación?
Paul Watzlawick



Watzlawick está considerado uno de los principales estudiosos de la Teoría de la Comunicación y del Constructivismo Radical. Señala que la comunicación humana está basada en dos modos: digital y analógica. La primera es lo que se dice (palabras habladas); la segunda es cómo se dice (comunicación no verbal). Esta última está basada en un repertorio que incluyen luces, imágenes, sonidos, colores, gestos.

Cuidado: también sabemos que hay que ponerse de acuerdo sobre el significado que le daremos a cada cosa. Si veo un semáforo en rojo, la comunicación analógica me está diciendo que debo detenerme; y así, cientos de ejemplos parecidos. Ponerse de acuerdo; parece fácil ¿no? Un amigo, que conducía su automóvil, en tono de broma dijo: -Ese semáforo está en rojo, a esta hora no hay tránsito, pero voy a parar igual… porque está demasiado rojo.

Sin embargo, Jacques Lacán aporta novedades, al señalar que la constitución subjetiva del individuo es una estructura organizada en tres registros: lo real, lo imaginario y lo simbólico. Y acota que están adheridos unos a otros como un nudo borromeo y que el desanudamiento de cualquiera de los tres provoca el desanudamiento de los otros.

Entonces surge esta consulta: ¿será tan cierta la afirmación de Watzlawick de que es imposible no comunicarse? En visión macro, sí; en mirada micro, quizá no tanto. O por qué sucede que alguien dice de otro: hablamos dialectos diferentes… pese a ser usuarios de un mismo idioma. ¿Es posible entonces producir comunicación efectiva?

Bueno, esto no sólo pasa con las personas; también corre para las empresas, en las cuales podés encontrarte con gente que practica el efecto Túpac Amaru, tirando para lados diferentes.
Es como si dijéramos: -Soy A y vos sos B. Ahora, qué entendés por A y qué entiendo por B? Pongámonos de acuerdo.

Los humanos somos complejos, no todos podemos ser capaces de reconocer en registro simbólico, propio del pensamiento adulto (con él pensamos, razonamos). Depende bastante de la cultura imbricada en la sumatoria de las experiencias personales.

Me suelen fascinar las personas hiper inteligentes que desarrollan conductas realmente estúpidas a conciencia, como si los demás no fueran capaces de darse cuenta. Suelen dirigir empresas, privadas de enviar mensajes claros a sus empleados. Y lo peor, desdeñan las innovaciones permanentes, las consideran pérdida de tiempo. Entonces, como señala Paul Watzlawick en la cabecera de este post, algunos se acostumbran y continúan siendo iguales que antes. Total, hay cosas que con el tiempo se arreglan solas.

Nada de practicar nuevas formas de comunicación; nada de descubrir nuevas oportunidades; nada de mejorar el desempeño del marketing; nada de comprometerse con la Responsabilidad Social Empresaria; nada de coaching creativo que aporten nuevas visiones; nada de crear emociones; nada de generar confianza interna y externa; nada de resiliencia. Dejemos todo como está, que así nos va bien.

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