martes, 3 de febrero de 2009

DEFORMACIÓN DE PROBLEMAS



El supermercado de los chinos, al que suelo ir casi todos los días, viene incrementando su clientela de modo estrepitoso: cada vez acude más gente y se forman largas colas para pagar. Es un negocio chico, si lo comparamos con las grandes cadenas, y la atención es muy buena. También es un lugar de reunión, donde mucha gente del barrio nos encontramos para socializar un poco. Y aunque no sé los nombres de ninguno, salvo el de los dueños, ya hemos instalado entre nosotros breves códigos de humor que siempre hacen bien; a veces suelo pensar que el súper de los chinos es un club familiar.

José es el dueño, un hombre más derecho que hachazo de zurdo, que tuvo la buena idea de traer a todos sus parientes y ponerlos a trabajar. Pero se los ve felices, uno a uno. Eva y Susana son las chinas más simpáticas, al menos las que mejor manejan el español. -Hola, Susana… le digo, y ella siempre responde con un clisé: -Hola, bien y vo…todo bien? Susana aprendió una palabra que usa siempre: quilombo. Es gracioso escucharla, pero desconfío que conozca su significado. O por lo contrario, lo sabe muy bien. Para ella no sería sinónimo de prostíbulo sino del lugar en donde iban a amucharse los esclavos que huían de las exigencias de los patrones. (Esto, yendo a lo muy fino…)

-José… ven a caja… esto es un quilombo…
le dice a su marido a través de un micrófono conectado con los parlantes del lugar.

Y sí, hoy día, el supermercado de José es un quilombo, donde uno se demora más de lo necesario para abonar.

A José le vendría bien poner en práctica un ejercicio de creatividad relacionado con la deformación de ese problema. Pensar, por ejemplo, qué solución podría aportar para conseguir un movimiento rápido en la caja. Imaginar qué pasaría si en vez de 30 personas esperando… hubieran mil! O, sumar una caja para los que compran usando carrito. O habilitar un espacio muerto que hay en el fondo, y que tiene salida a la calle. Creo que sería la solución más práctica.

La deformación incluye pensar en pequeños, diminutos sitios habilitados para el pago, o uno para pago con tarjeta.

Sintetizando: hay que animarse a deformar los problemas, porque tal vez, en la exageración, aparezca la solución práctica.

José no debería quedarse piola con lo que sucede, porque la vaca se puede volver toro y la clientela opte por irse de compras a otra parte. Y porque el pecado más fácil de evitar es el primero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Domingo
Muy interesante la idea de deformar los problemas para ver nuevas oportunidades. Lo más difícil cuando te está yendo bien, como a tus queridos chinos, es tomar distancia para poder hacer un scan de tu negocio y detectar sus necesidades.
Yo también, como todo porteño, tengo un supermercado chino cerca de casa. Apenas nos mudamos fuimos a comprar un par de pavadas. Los chinos estaban en la puerta y las chinas atendiendo en la fiambrería y la caja. De lo más simpáticas, hablaban fuerte, pura risita. Qué buena onda, pensamos. El lugar estaba bueno, se lo veía limpio. Seremos habitués, vaticinamos. Después de dos meses, descubro que las chinas sólo son simpáticas y buenaonda cuando voy con mi novio. Evidentemente las babosas chinas de mi vecindario desconocen que el 70% de las decisiones de compra es tomado por la mujer de la casa.
CRASO ERROR, SEÑORAS CHINAS. Ahora camino hasta el Coto.
Sds

Domingo Lupis dijo...

Exacto, María de la Paz, cuando te va bien hacés la plancha. Viste? Del éxito casi no se aprende nada, sólo de los fracasos.

Un dato parecido al tuyo: antes te ayudaban a poner la compra en las bolsas. Ahora, si sacás la billetera para pagarles, minga. Entonces hago esto: primero pongo las cosas en los bolsos y luego, tranqui, saco los morlacos. Entonces sí me ayudan, para finiquitar el trámite.

A su vez he notado que son sumisas con el sexo opuesto, efecto de la cultura patriarcal. Y como soy chusma, te bato que son todos esqueléticos/as porque su alimentación es bastante pobre. Susana una vez me dijo: -Eso... morcilla...en China no. (No sabe lo que se pierde. Mirá si le paso la receta que te comenté el sábado!. Pero, hablando en serio, no hacen una mínima pausa para clavarse un humilde sánguche!Laburan a destajo, vea doña!

Gracias por tus comentarios, amiga!

Domingo