sábado, 7 de marzo de 2009

CÓMO VENDER UN PERSONAJE ¿? CUARTA ENTREGA



En la entrada anterior habíamos mencionado cómo los conquistadores arrasaron el imperio del Tahuantinsuyo, palabra que significa cuatro estados, que ocupó unos 3.000.000 de km , cuya sede política estaba en Cusco.

Fue Francisco Pizarro, un analfabeto inescrupuloso, el que emprendió la búsqueda de las riquezas del Inca. En esos momentos, el poder estaba disputado por los hermanos Atahualpa y Huascar. Esto auspició la estrategia de tomar como prisionero a Atahualpa, responsable de la muerte de su hermano, a cargo del sur del imperio. La condición para liberar a Atahualpa fue entregar el oro; con el cumplimiento de esa orden se le prometió convertirlo al catolicismo. Al negarse a esto último, lo mataron.

Le sucedió Manco Cápac… ¡nombrado por Pizarro! Y en 1544 se creó el Virreinato del Perú. En esta época aparecieron los primeros mendigos, cuando antes cada habitante tenía su propia parcela y su propio sustento. Hasta aquí, un muy exprimido recorrido por la historia del imperio incaico (o incásico).

¿Cómo no entender entonces a Wendy Sulca, heredera de la pobreza en la que quedaron atrapados sus antepasados?

Pero Wendy es un personaje folklórico con mayores méritos musicales que cualquier composición actual destinada a los jóvenes y niños, principalmente las que se difunden en canales de televisión y abarrotan los teatros. Porque, si bien las letras y también la música de las canciones que ella interpreta no dicen nada, a su vez lo dicen todo. Saben Uds. que las grandes verdades se presentan en forma de paradoja. Esa paradoja nos revela claramente que en Wendy se ven representados quienes van a sus shows, compran sus discos y DVDs.

No era tan difícil finalmente posicionar un producto como esta niña de nueve años, exclusiva en lo suyo. Su voz chillona es el lamento, las ganas de no pensar, de no razonar, de entregarse a una entelequia mayor que bien puede estar representada por las creencias religiosas, quizá el único camino para tener ganas de vivir.

Ella triunfa por sus fuertes convicciones y ahí se enrolan sus adeptos, que no ven televisión, no tienen para parar la olla pero sí para gastar sus últimos centavos en el canto redentor de Sulca.

Cambiando de ruta y pasando a la faz política nacional, en el último posteo nos ocupamos del Dr. Raúl Alfonsín. Y fuimos injustos, porque el Dr. Arturo Illia (a quien no mencionamos) fue otro demócrata cuya honestidad quedará inscripta en la lista de quienes gobernaron sin robar. Fue un presidente pobre, no un pobre presidente.¡Vivió y murió pobre! Eso tenemos que recordar los argentinos cuando vamos a las urnas. Dejar de encumbrar al victimario. Porque, cosa de mandinga, por lo general la víctima votará por su victimario, repitiendo incansablemente el síndrome de Estocolmo, palabra que nos llevaría al chiste fácil esto es el colmo… de los colmos.

Para vender un personaje hay que tener convicciones excesivas; también para vender un producto, si uno sigue practicando la honestidad. Pero esto -lo de la honestidad- pasa muy poco, dirán Uds. Y tienen razón. Pero quizá uno tenga más razón tadavía, si les dice que lo más difícil no es ser inteligente sino saber pensar. Inteligentes hay a millones…

(Continuará)

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