domingo, 29 de marzo de 2009

INTELIGENCIA EMOCIONAL (PRIMERA PARTE)



Cómo me relaciono con otros, cómo interpreto qué flujo emocional está en acción en el interior del que tengo enfrente de mí (y cómo me perfilo yo en ese momento, para él); qué capacidad acciono para automotivarme y a su vez para motivar a los demás, en fin, estas cuestiones no son ajenas a la vida de todos los días.

Si le preguntara a alguien quién sos vos, me respondería yo soy yo. Ok. Y dónde está ese Yo. ¿Se puede tocar? Sin embargo, estoy aquí y ahora, lo mismo que los demás. De todos modos, la naturaleza de la mente no es ni existente ni no existente, dicen los últimos descubrimientos sorprendentes en el campo de la biología. En medio de uno está el tono emocional, la postura, el fenómeno perceptivo, las memorias, recuerdos, fantasías, en una unidad global. Son los denominados fenómenos emergentes, que se ponen en marcha sólo cuando experiencio. Si no hago experiencia aparecen desordenados, desunificados.

Los últimos trabajos de Daniel Goleman sobre inteligencia emocional, fueron abordados con anterioridad por Darwin, entre otros.

El detalle de la IE lleva a preguntarnos cuáles son mis debilidades y cómo puedo cambiar; cómo soy capaz de aumentar mi eficiencia; cómo manejo las crisis; cómo controlo lo que me sucede en este mismo momento; cómo aprovecho lo que tengo a mano.

Algunos sostienen que la Inteligencia Emocional es muchas veces más importante que el Coeficiente Intelectual. Cómo me autoconozco y me autoregulo, son cuestiones que suenan a abstractas y que sin embargo tienen resonancia en lo que hago.

Suelo realizar con mis alumnos una matriz FODA personalizada para que, individualmente, detecten cuáles son sus Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas. Puesto que, si me valoro adecuadamente, tendré mejores posibilidades de aumentar mi propia confianza. Esto es nada, comparado con lo que puedo conseguir...

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